Corrían 28 minutos del segundo tiempo cuando, el 11 de diciembre pasado, Sebastián Battaglia ingresó por Pablo Mouche y volvió a jugar un partido oficial con la camiseta de Boca. La Bombonera se vino abajo. El torneo estaba definido, el club de la Ribera ya era campeón, pero faltaba la vuelta a las canchas del hombre que se transformaría, esa misma noche y con 32 años, en el máximo ganador de la historia del club, con diecisiete títulos.
Battaglia firma una carrera plagada de éxitos deportivos, pero también de lesiones graves. Fue operado tres veces de las rodillas: la primera fue una rotura de ligamentos de la derecha en el año 2000. En 2005 padeció una osteocondritis en la misma zona; esta última lesión también le atacaría la rodilla izquierda en 2009, y el tobillo derecho en 2011.
Frente a All Boys parecía la vuelta definitiva del volante tras la racha de lesiones que lo hostigó a lo largo de su carrera. Pero Seba se resintió y debió ser sometido nuevamente a una cirugía en su tobillo derecho. El bajón fue inmenso: las primeras versiones indicaban que el jugador evaluaba la posibilidad de abandonar la práctica profesional.
Pero con la misma entrega que demuestra dentro de la cancha, Seba se comprometió a salir adelante y decidió, una vez más, no bajar los brazos frente a la adversidad. Ya fue operado, el martes pasado le quitaron los puntos y se estima que a partir del lunes podría estar trotando a la par de sus compañeros.
Según sus propias palabras, lo obsesiona la Libertadores, trofeo que levantó en 2000, 2001, 2003 y 2007 y que le valió el apodo de “Batallador de América” que le asestó Víctor Hugo Morales.
Battaglia quiere ser Rey de América también en 2012, y todo hincha xeneize espera la vuelta en plenitud física de uno de los hombres más ganadores de la historia no sólo de Boca, sino también del fútbol.