El xeneize le ganó 2-1 a Tigre y mantiene sus chances de pelear por el campeonato. Arrancó abajo en el marcador por un gol en contra de Pérez, pero primero Paredes y luego Cata Díaz, en tiempo recuperado, marcaron los goles de una victoria emocionante.
La oportunidad estaba presente, ahí, sobre el perfecto campo de juego de la Bombonera. El empate de ayer entre Newell’s y San Lorenzo le daba a Boca la chance de volver a meterse en la pelea por el campeonato.
No hubo tarde tranquila en La Boca. A los 17 minutos de juego, «Chiqui» Pérez contrarió los manuales y lo pagó caro: intentó parar un centro y terminó convirtiendo un gol en contra. Casi sin hacer, Tigre ganaba 1-0.
Fue creciendo Boca, tras el gol en contra. Heterodoxo, con Caruzzo proyectándose por el lateral derecho y con Riquelme y Paredes repartiéndose la creación de juego, el xeneize exigió a Javier García en varias ocasiones, esencialmente en los últimos minutos del primer tiempo. Pero Boca no pudo repetir ese rendimiento en el inicio del complemento. Y ademas creció Tigre. Ordenado en defensa y vertiginoso en ataque, el equipo de Victoria generaba riesgo incluso en inferioridad numérica cuando atacaba.
La expulsión por doble amarilla a Pérez García fue un duro golpe para Tigre: lo obligó a replegarse y le quitó ese peligro en el contrataque, que tarde o temprano iba a lastimar a Boca.
A medida que pasaban los minutos, Boca sumaba delanteros. Terminó el encuentro con Gigliotti, Martínez, Cángele, Blandi y Riaño (buen ingreso) en cancha. La acumulación de atacantes era la única respuesta posible ante un equipo desmembrado por las lesiones. El partido seguía adelante y Boca persistía en la confusión: lateralizaba el juego y terminaba en centros, donde Javier García mostraba seguridad. La hinchada empujaba al equipo a buscar el partido.
Leandro Paredes tuvo la llave para abrir la remontada. A los 39 minutos del complemento, Riquelme asistió de una pelota parada al joven volante, que con un magnífico remate cruzado de media distancia marcó un auténtico golazo.
El 1-1 era ilusión pero no servía realmente para la lucha por el torneo. Por eso, Boca fue a ganarlo. Y en el segundo minuto recuperado, Riquelme habilitó con un centro perfecto a Cata Díaz: cabezazo, gol y delirio.
La remontada fue épica. En cinco minutos, Boca pasó de una profunda desazón a la esperanza de lograr el campeonato. Con muchas deudas futbolísticas, sí; con numerosos problemas físicos, sí; pero también, con la actitud intacta.