Tal y como pasó en el año 2004, Boca y River volverán a verse las caras en semifinales de una Copa Internacional. Aquella vez, por Copa Libertadores, fue el xeneize el verdugo del millonario.
Con el 1 a 0 a favor en la ida, con gol del Flaco Schiavi de cabeza, Boca iba al monumental con la esperanza de eliminar a su rival de toda la vida, ante espectadores únicamente del equipo local. Con el partido 2 a 1 a favor de River -no se tenían en cuenta los goles de visitante, sino hubiese clasificado directamente Boca-, el partido se definiría en la tanda de los penales.
Todo venía muy parejo hasta el cuarto penal del equipo local: Maxi Lopez ejecutó y el Pato Abbonanzieri tapó de manera brillante. Y fue Villarreal el encargado de liquidar la serie, con un remate fuerte en el que Lux nada pudo hacer.
De esa forma, el xeneize silenció a un Estadio Monumental que veía como su equipo quedaba eliminado en la puerta de la final, y encima ante su rival de toda la vida, que volvía a demostrar una vez más su paternidad sobre el millonario. Atrás quedaban la gallinita de Tevez, la picardía de Guillermo, el rasguño de Gallardo a el arquero de Boca; la alegría era de la mitad más uno del país.
En este 2014, esta vez por Copa Sudamericana, Boca deberá enfrentarse a un River que se está llevando todos los elogios del mundo del fútbol por su manera de jugar, además de contar con una racha de 30 partidos invictos. Pero Boca es Boca, el rival históricamente más molesto para el conjunto de Nuñez.