El xeneize lo empató en el segundo tiempo con un lindo gol de Benedetto y mejoró su imagen tras los cambios. Una conclusión: Zárate debe ser titular.

El agua y el aceite. O el primer y segundo tiempo de Boca ante Newell’s. El xeneize, en el debut oficial de Gustavo Alfaro, sufrió el inicio del encuentro. El conjunto rosarino, al correr los minutos, causaba daño con ataques punzantes. Boca, lento y desorganizado, entregó los espacios que le permitieron a Maxi Rodríguez evidenciar toda su categoría y abrir el marcador con un auténtico golazo.
Aún jugando mal, Boca generaba situaciones. Una fórmula muy conocida por el modelo 2018. Pero el control del partido estaba en manos del local.
El segundo tiempo fue distinto. Cambió la actitud y llegaron las decisiones desde el banco. Zárate, Campuzano y Wanchope por Reynoso, Tevez y Barrios. Frescura y agilidad para darlo vuelta.
Funcionó. Promediando el segundo tiempo, Boca empezó a llevarse por delante a Newell’s. Y el gol llegó con la combinación de la habilidad de Zárate y la pericia goleadora de Benedetto, el verdadero líder de este equipo.
La victoria estuvo al caer, pero representaba demasiado premio. El empate le cayó justo al partido y Boca se fue con cierto alivio de Rosario. Porque encontró el camino y el contraste entre lo correcto y lo incorrecto nunca estuvo tan claro.